¿Depresión y ansiedad? ¿Qué es ser feliz?

02/07/2020 21:24

Andrés Leonardo Salas Garcés,
Bolsista PET-Letras
Letras – Libras

La depresión y la ansiedad han sido temas que se han venido tocando en estos últimos años. Ahora, en estos tiempos de cuarentena, la preocupación de que más personas padezcan estos trastornos ha subido exponencialmente en las redes sociales. Por lo tanto, en este texto, se hablará sobre la felicidad del individuo en la sociedad, pero con un enfoque más científico, basándose en estudios del área de la psicología, biología e historia. ¿Qué es la felicidad; es dinero, libertad, salud, o es vivir en un país con democracia o es la igualdad y equidad social, la virtud; es encontrar el amor de tu vida? Las ideologías y programas políticos hoy en día se basan en ideas bastante triviales acerca del origen real de la felicidad humana(HARARI, 2017, p. 413). 

Los comunistas, aseguran que la felicidad se encuentra en una sociedad donde hay igualdad y equidad. Los nacionalistas dicen que es cuestión de autodeterminación política. Los capitalistas dicen que el libre mercado es el camino para la deseada felicidad, la cual gozará la mayoría, ya que da crecimiento económico y abundancia de material, enseña a la gente a confiar en sí misma y ser emprendedora. Décadas recientes, psicólogos y biólogos han aceptado el reto de estudiar científicamente lo que hemos estado llamando de “felicidad”. La definición generalmente aceptada de este es <<bienestar subjetivo>>. La felicidad según esta concepción es algo que siento en mi interior, una sensación o bien de placer inmediato, o bien de satisfacción a largo plazo con la manera en cómo se desarrolla mi vida.

Con estos primeros estudios se llegaron a unas conclusiones bastante interesantes (HARARI, 2017, p. 416). Al parecer el dinero y la salud (siempre y cuando no sea algo que deteriore a la persona progresivamente, dolor o debilitamiento a lo largo de la vida) tienen gran influencia en el bienestar subjetivo de las personas, pero al parecer efímero. Esto varía mucho dependiendo de las situaciones. Pero imagine usted una persona que considerada adinerada, se gana la lotería. Seguramente estará emocionada, su bienestar subjetivo estará por los cielos, se comprará un mejor carro, una casa más grande, viajará, etc. Todo para intentar sentirse realizada, pero es muy probable que en cuestión de dos semanas normalice esa situación y deje de ser especial para ella. Lo mismo para una persona diagnosticada con diabetes; al principio será muy complicado cambiar su rutina, el nivel de bienestar subjetivo estará muy abajo, pero con el tiempo se acostumbrara a su nuevo estilo de vida y dejará de sentirse con desgracia.

La familia y comunidad también parece ser un factor, incluso, más influyente que el dinero y la salud, hay una fuerte relación entre mayor nivel de bienestar subjetivo de personas que vienen de una familia estable o de una comunidad estructurada, ya sea por cuestión de identidad o ¿quizá genética?  Partiendo de esto, objetivamente hay tres tipos de mensajeros químicos responsables de que sintamos aquella sensación que llamamos de “felicidad”: la serotonina, dopamina y la oxitocina. Expertos bioquímicos tienden a comparar el sistema de neurotransmisores con los niveles de un aire acondicionado común, estas máquinas normalmente se fijan en un grado determinado, irán a oscilar en una cierta margen dependiendo de una oleada de calor o frío, pero siempre irán a retornar a su estado predeterminado (HARARI, 2017). Como punto importante para intentar entender lo que es el bienestar subjetivo, se llegó a la conclusión de que es el resultado de algo objetivo (como el dinero, la salud, familia, etc.) y expectativas subjetivas

“Así como se fijan aires acondicionados a 25 grados, otros se fijan a 20 grados. Los sistemas que condicionan la felicidad de los humanos también difieren de una persona a otra, en una escala de 1 a 10 algunas personas nacen con un sistema bioquímico alegre que permite que su humor oscile entre los niveles 6 y 10, y que con el tiempo se estabilice en 8.” (HARARI, 2017, p. 423) En general, este tipo de personas tienden a vivir una vida más feliz, satisfactoria, así tengan un accidente, vivan en una ciudad grande, sean millonarias o pobres. De la misma forma hay personas que tienen una genética que hace su humor oscilar entre los niveles 3 y 7, y que con el tiempo se estabilice en 5. Una persona infeliz como esta, estará fácilmente deprimida, así goce de una familia estable, gane millones en la lotería o esté tan saludable como un atleta olímpico. 

Fonte: Imagen tomada de internet – Edad de la felicidade*

¿Pero qué sentido tiene esa búsqueda insaciable de algo que desaparece apenas llega? ¿Vale la pena tanto esfuerzo por una recompensa efímera? Es esta recompensa la responsable de que nos rasquemos la pierna, compremos cosas innecesarias, incluso crear guerras mundiales. En esa búsqueda de la felicidad, el budismo ha sido una de las religiones que a través de muchos años se ha enfocado en conocer y entender la felicidad del individuo. “Según el budismo, la raíz del sufrimiento no es ni la sensación de dolor ni la tristeza, ni siquiera la falta de sentido. Más bien, el origen real del sufrimiento es la búsqueda continua e inútil de sensaciones fugaces que hace que estemos en un estado de tensión constante de desazón e insatisfacción” (HARARI, 2017, p. 431). “La gente se libera del sufrimiento no cuando experimenta este o aquel placer pasajero, sino cuando comprende la naturaleza no permanente de todas sus sensaciones y dejar de anhelarlas” (HARARI, 2017, p. 423).

Por otro lado, durante muchos años los filósofos, religiosos y pensadores, han entrado en el equívoco intentando definir el placer (dopamina, como tipo de recompensa, instinto de reproducción) y el amor (serotonina, sensación de conformidad, tranquilidad, confianza) como el mismo sentimiento. Mensajeros químicos diferentes, siendo una efímera y la otra más duradera, explicado por Robert H. Lustig en su libro Brain Washed (LUSTIG, 2018). 

Para concluir, como se mencionó anteriormente, es importante resaltar que la sociedad o las personas que nos rodean también son un factor de nuestro bienestar subjetivo, normalmente tendemos a rodearnos de personas que siguen nuestra misma línea de discurso, ya que esto nos genera un sentimiento de tranquilidad; este grupo social es también el responsable de determinar lo que está bien y lo que no. Cuando seguimos esas reglas pre-determinadas, la sociedad tiende a recompensarnos dándonos reconocimiento, colocándonos como ejemplo y catalogándonos como personas de “bien”. Por la búsqueda de ese reconocimiento, nos vemos con la necesidad de comprar los mejores carros, ropa que está a la moda cada 6 meses, ir a los restaurantes más prestigiosos y exhibirlo en las redes sociales, incluso también, estudiar carreras universitarias que tengan un cierto estatus social, ser culto y esforzarnos por tener una posgraduación.

Tal vez en una sociedad llena de insatisfacciones y exponencialmente sensible a imperfecciones e incomodidades, donde los países de estructuras sociales de primer mundo son el ejemplo a seguir para otras muchas naciones “menos desarrolladas”, teniendo algunos de estos países una tasa de suicidios más altos que muchos considerados de tercer mundo, es importante intentar entender los factores de la “felicidad”, ese algo que nos dicen que debemos encontrar en cosas objetivasCon ayuda de la ciencia,  ahora podemos acercarnos un poco más a entender lo que quizá sea necesario para poder combatir esta oleada de depresión de la que muchos jóvenes hoy en día enfrentan en este periodo de pandemia. Y tal vez, considerar hacer uso del conocimiento que el Budismo como alternativa de tratamiento a la depresión antes que los antidepresivos o estimulantes químicos.

Bibliografía

HARARI, Y. N. Sapiens – de animales a dioses, breve historia de la humanidad , 2017

LUSTIG, R. H. Brain Washed, 2018

ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD. Prevención del suicidio: un imperativo global. Washington, DC: OPS, 2014.

 

* fotodescrição: Foto de um homem de costas com os braços abertos e as mãos levemente abertas olhando para o sol que aparece sobre seu ombro direito. A luz do sol faz com que se veja apenas a silhueta do homem que está sobre um alto de frente para um vale com a paisagem coberta por neblina. O céu limpo e as cores predominantes na fotos são os tons de laranja e amarelo comuns ao entardecer. À esquerda do homem e ao fundo da imagem observam-se montanhas, mais embaixo algumas árvores cobertas pela neblina. Do lado direito, montanhas menores e algumas copas de árvores que ultrapassam a neblina.

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